MUJERES EN LA INVESTIGACIÓN CIEnTÍFICa

Grandes mujeres con grandes proyectos bajo un techo de cristal

Este breve reportaje recopila cinco entrevistas realizadas a docentes y/o investigadoras de la USC con el fin de conocer la situación actual de la mujer en el panorama científico y de la investigación en Santiago de Compostela. A través de sus testimonios, se pretende arrojar luz sobre el asunto de la desigualdad de género que, por más que parezca superado, aún persiste en la sociedad española a día de hoy.


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Mi nombre es Dolores Pérez Meirás y soy catedrática de Química Orgánica. Trabajo en el CIQUS (Centro Singular de Investigación en Química Biolóxica e Materiais Moleculares), institución que yo misma creé y dirijo desde hace 10 años. Después de obtener el doctorado, obtuve una beca MEC-Fulbright para llevar a cabo mi formación postdoctoral en la Universidad de California en Berkeley. Actualmente, me dedico a investigar, junto a mi grupo, sobre el nanografeno y cómo podemos desarrollar metodologías y químicas que nos permitan acceder con facilidad y con precisión a distintos tipos de nanografenos para luego estudiar las propiedades y aplicaciones. Junto a mis compañeros, fui responsable de la síntesis de una molécula, el kekuleno, y su visualización a escala de moléculas individuales (en colaboración esto último con IBM Research, en Zurich).

Encontrar referentes femeninas en mi carrera no era fácil en mi época, con la excepción de uno que creo, aún a día de hoy, que sigue siendo monumental y es Marie Curie. Se trata de la única persona con dos nobeles en diferentes disciplinas y que alcanzó unos logros científicos espectaculares, siendo mujer con las dificultades que eso conllevaba en el S. XIX. Es por ello que opino que ¿si una mujer pudo hacerlo hace 100 años, por qué no va a poder a día de hoy otra?

A lo largo de mi carrera, más que inspiración, lo que tengo es admiración por compañeras. Como por ejemplo, María José Alonso, catedrática de farmacia y líder científica mundial en el campo de la nanomedicina y con la que tuve el placer de trabajar. También destaca para mí Carolyn Bertozzi, premio nobel de química del año pasado. 

La situación ha cambiado desde que entré a la facultad y tan solo había una catedrática. Se han implementado políticas y normativas mediante una intención de apoyo, pero considero decepcionante que ese esfuerzo no se vea reflejado y creo que algo se está haciendo mal. A pesar de que no existen trabas oficiales, sí que hay pequeñas cosas que van afectando a la carrera de las mujeres. 


“¿Si una mujer pudo hacerlo hace 100 años, por qué no va a poder a día de hoy otra?”

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Mi nombre es Sara Pérez Seijo y soy profesora en la facultad de Periodismo en la USC, trabajo que compagino con la denominada investigación I+D (una serie de proyectos con financiación pública). En lo referido al campo de la investigación, mi especialidad engloba el uso de lo que se denomina “alta tecnología” con fines periodísticos (periodismo inmersivo, periodismo automatizado…). 

Realicé un máster relacionado con la especialización multimedia y a partir de ahí seleccioné una salida como investigadora. Al llegar al doctorado tienes que contar un poco más el proyecto y en este caso me centré en el uso de las tecnologías inmersivas con fines periodísticos. Sin embargo, no siempre quise ser investigadora. Me interesaban otros campos como la TV o el periodismo de redacción más tradicional, pero al final hubo un momento en el que yo buscaba estabilidad laboral. Por eso, cuando se me presentó la oportunidad, me doctoré.

En el ámbito laboral noto que a las mujeres se nos siguen poniendo trabas para progresar y evolucionar en el campo profesional en la universidad. Creo que debería fomentarse más el papel de la mujer en la ciencia, pero, no separándolo del de los hombres, sino más bien dando visibilidad a las mujeres que investigan. Existe un problema de base con la educación básica porque se nos enseña de pequeños y pequeñas en el colegio que los grandes investigadores, pensadores, escritores, artistas… han sido hombres y por ello al llegar a la universidad y leer citas de investigadoras a través de sus apellidos en el texto, damos por hecho que se trata de un hombre.

"Tú como mujer ves cómo dando el 100% de ti hay otras personas ,hombres, que dan el 20% y llegan antes"

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Mi nombre es Andrea Cuartero Martínez y, tras terminar el grado de Óptica y Optometría en la USC, realicé un máster en Optometría de forma que pudiera optar a la oposición de doctorado. Actualmente, estoy especializándome en la parte de imagen de OCT(Tomografía de Coherencia Óptica). Mi principal tarea es encargarme de realizar modelos animales y de observar cambios estructurales en el globo ocular para poder facilitar nuevas dianas terapéuticas o nuevos métodos de diagnóstico para según qué enfermedades. Durante mi día a día paso la mayor parte del tiempo leyendo artículos y escribiendo un “paper” documentativo.

Este es mi tercer año y último de doctorado tras el cual mi objetivo es obtener contratos de docencia y poder investigar. Mi interés por el campo de la investigación surge de pequeña, cuando veía con mi madre documentales científicos. Recuerdo que en uno hablaban de nanotecnología y me llamó mucho la atención. A través de la universidad fui conociendo nuevas vías e interesándome más por investigar.

Mi inspiración por la ciencia no viene de la mano de otras mujeres, ya que no fue hasta el momento en el que comencé a trabajar en este campo cuando conocí a otras investigadoras. Siento que cada vez hay más mujeres en este campo y no noto una gran diferencia con respecto a mis inicios, pero, por otra parte, sí soy consciente de que los puestos altos los ocupan hombres.

"Tengo compañeras que realizan trabajos muy tops y en ellas encuentro motivación"

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Mi nombre es María Llompart y soy doctora y catedrática en química analítica dentro de la USC. Mi campo de investigación es el análisis químico. Trabajo en análisis inorgánico, donde me dedico mayoritariamente al análisis de contaminantes en todo tipo de matrices medioambientales, es decir, desde ríos hasta productos contaminantes. Mi vocación por la investigación surgió a través del máster que realicé en medioambiente y gestión medioambiental.

Actualmente, llevo a cabo dos ramas de investigación: una de ellas centrada en la contaminación que produce el triturado de ruedas de neumáticos de coches y otra sobre el estudio de cosméticos y sus ingredientes. En esta última llevo trabajando los últimos 20 años y su interés radica en las sustancias tóxicas que pueden contener los productos de cuidado de la piel. Para mí, la motivación en lo que hago se encuentra en la satisfacción que me produce ver cómo ayudamos a mejorar la situación y el impacto positivo de nuestra investigación, por ejemplo, con la primera rama de investigación logré, junto con otros grupos, que se añadiera a la nueva política de microplasticos europea el granulado de caucho como un contaminante. No tengo una “inspiración” como tal de ninguna mujer en concreto, sino que más bien me inspiro en personas, investigadores/as, cercanos a mi persona. 

Hablando sobre la situación de la mujer con respecto a cuando yo empecé a trabajar, lo cierto es que siento más un retroceso que un avance en cuanto a la consideración femenina. Por ejemplo, en mis clases veo una capacidad de esfuerzo y de trabajo asumida más presente en las mujeres que en los hombres, pero, sin embargo, veo que ellos buscan ser protagonistas, intentan eclipsar a sus compañeras. También hay cierta separación entre mujeres y hombres, se forman grupos separados. Creo firmemente en la necesidad de dar visibilidad a la mujer porque por desgracia aún existe la supremacía masculina en el ámbito científico.

"Para triunfar en algo tenemos que fracasar y tenemos que atrevernos. Las mujeres solemos pensar que si no vamos a decir una gran cosa, mejor es no participar. Siempre hay un miedo en decir algo que no está bien, hay que romper esas barreras. "

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Mi nombre es Lorena Rodríguez Martínez y soy investigadora bioquímica en la USC. Mi trabajo consiste en tratar de averiguar cómo funcionan las enfermedades, cuáles son sus mecanismos, por qué una persona está enferma y cómo podemos mejorar su tratamiento. 

Estudié la carrera de química y, a raíz de un compañero, empecé a descubrir la bioquímica realizando un máster de biología molecular y celular y después otro de investigación biomédica.

Actualmente, trabajo en dos grupos de investigación en el IDIS (Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela). Uno de ellos está relacionado con optimizar el tratamiento de pacientes que padecen uveítis, una enfermedad crónica que produce una inflamación del ojo y que, a día de hoy, no tiene cura y el otro en la cistinosis nefropática, una enfermedad infantil que tiene una probabilidad de supervivencia muy baja.

Durante mi día a día, trato de aprovechar muy bien el tiempo, ya que vivo en Ourense y llegar hasta el trabajo me lleva 2 h por lo que me gusta planificarme bien y aprovechar al máximo el tiempo para lograr mis objetivos diarios.

Cuando empecé en esto en 2016, tanto mis compañeras como yo notábamos que, aun siendo la mayor parte de las investigadoras mujeres, los jefes y altos puestos los ocupaban hombres. Resulta que hay motivos en la vida de las mujeres que las obligan a hacer un parón, como es el embarazo y el periodo de lactancia. Este cese de producción al final afecta, ya que los hombres no lo sufren y puede llevar a una mujer a plantearse el retrasar su maternidad lo máximo posible o incluso renunciar a ella por querer llegar a un puesto específico. Al final nadie te obliga a renunciar a la maternidad, pero indirectamente sí te hacen elegir.

Me gustaría que en lugar de motivar y promocionar el campo científico para la mujer, el verdadero enfoque sea visibilizar el papel tanto del hombre como de la mujer en la ciencia. Lo que importa no es el género, sino lo riguroso que seas, que trabajes bien, que tengas objetivos claros…

"¿Por qué me obliga el sistema a decidir si quiero ser madre o triunfar en mi carrera?, ¿Por qué no puedo tener las dos cosas? "

Algo en lo que todas nuestras entrevistadas concuerdan es que los cargos importantes, de dirección y responsabilidad siguen siendo ocupados por hombres. No debido a que estos tengan un currículum mejor o más conocimientos, sino que las altas esferas siguen siendo lideradas por hombres, fomentando el ascenso entre ellos, dejando de lado a mujeres capacitadas. Nuestras entrevistadas se percatan de que las mujeres sufren un estancamiento a partir de los 30, un comportamiento que en sus compañeros masculinos no se repite. Esta paralización del trabajo se produce por diferentes motivos, entre ellos el ser madre.

Por tanto, el techo de cristal aún existe y por más que parezca un discurso muy repetido, es la realidad que continúan viviendo las investigadoras en nuestro país. 

Un reportaje realizado por Sonia Rodríguez y Daniela Yanes